Galicia se va de boda civil este verano
Con el aumento de estos enlaces, las agendas de los registros están casi al completo en gran parte de la comunidad; algunas parejas optan por reservar con meses de antelación
El calendario de citas para oficiar matrimonios no religiosos en Galicia está prácticamente lleno
para este verano. Los meses de junio, julio y agosto son siempre los
más solicitados, pero este año habrá días en los que la agenda estará
completa. «Hay ya fechas reservadas para los meses de noviembre y
diciembre, aunque no es normal que haya tanta antelación. Lo que
predomina es la reserva con poco tiempo, sobre todo los meses de sol y,
concretamente, los fines de semana», dice una funcionaria del Registro Civil de A Coruña.
Las que reservan con tanto adelanto son
normalmente parejas que disponen de un abanico muy cerrado de fechas
posibles o que, directamente, quieren un día en concreto. Por eso fijan
la cita con suficiente tiempo. Es lo que ha hecho una pareja ourensana,
que se casará en el Concello en agosto. Tienen reservado desde hace
prácticamente un año, cuentan desde el Ayuntamiento.
Los extranjeros protagonizan un buen número de
enlaces en los registros gallegos, sobre todo aquellas parejas en las
que uno de los contrayentes es nacional y el otro foráneo. Ocurre mucho
últimamente, según fuentes del registro coruñés, en el caso de la
población venezolana. Los últimos datos hechos públicos por el Instituto
Nacional de Estadística (INE) muestran que en el 2016 se celebraron un total de 6.879 bodas civiles en Galicia. El número se dispara en julio, agosto y septiembre. Una tendencia que continuará este año.
En Vigo se puede observar el incremento. En el
año 2016 se tramitaron 936 expedientes de matrimonio, mientras que a 30
de junio de este año el número ya asciende a 516, según informa
Alejandro Martínez, de la delegación de Vigo. Este mes, obligados por la
gran demanda, en la ciudad olívica tuvieron que elevar a tres el número de días habilitados semanalmente para oficiar bodas cuando normalmente son dos.
En el Concello de A Coruña la gente también se
casa más en el 2017. Según fuentes municipales, entre junio y
septiembre del 2016, el número de bodas celebradas fue de 83. Este año
el calendario está prácticamente cubierto. Entre las celebradas en junio
y las previstas para los próximos tres meses, suman 134.
En el caso de Ourense, aunque la diferencia no
es tanta, también están previstas más ceremonias que el verano pasado
(31, en julio y agosto; 5 más que en los mismos meses del 2016). Algo
parecido ocurre en el Ayuntamiento de Pontevedra (21 bodas programadas
para estos tres meses, frente a las 19 del 2016).
Ventajas
El matrimonio civil predomina, según el bufete ourensano Tabarés Avogados, por las ventajas que ofrece: «A principal vantaxe do matrimonio civil respecto das outras opcións é a seguridade xurídica». También asocia este aumento a la normalización de las bodas civiles.
Los notarios adquirieron la potestad de casar
en el 2015. Entre las ventajas de contratar este servicio, destaca la
mayor flexibilidad para marcar tanto el día como la hora de la
celebración. Porque para casarse por lo civil en el registro hay que
aguardar a que los funcionarios tramiten ese expediente. En A Coruña, la
espera puede alcanzar los dos meses desde que un particular llega al
mostrador para decir que quiere poner fecha para una boda.
Los que no dispongan de tanto tiempo pueden
recurrir al notario. Eso acelera el proceso, pero con tasas más altas;
el inconveniente principal es el precio, ya que oficializar la relación
costará entre los 100 y los 160 euros.
«Decidimos casarnos por nuestras hijas»
Montse
y Manuel son un matrimonio coruñés de 45 y 44 años respectivamente.
Justo el día después de cumplir quince años juntos como pareja se
casaron por lo civil. Trabajan en una conocida cadena de supermercados.
Ella es reponedora. Él, jefe de pescadería. Tienen dos hijas, una de 18
años y otra de 8. Ellas son la razón principal por la que han contraído
matrimonio. Aunque llevaban tiempo, años, dándole vueltas al tema de
formalizar la relación, nunca lo habían llegado a hacer. Según Montse,
«no teníamos mucha urgencia y lo fuimos dejando pasar». Pero un
imprevisto, un problema de salud de Manuel, los empujó a acelerar el
proceso que tanto tiempo llevaban planeando.
Otro de los aspectos que asustaba al ahora
matrimonio era lo que pudiese pasar en el caso de que a uno de los dos
le sucediese algo. Porque, según dicen, la otra parte de la pareja «quedaría desprotegida y desamparada por completo».
La elección
Desde
un primer momento optaron por el matrimonio civil frente a convertirse
en pareja de hecho. Lo hicieron porque las diferencias legales entre una
y otra opción, además de la seguridad jurídica, son una razón de peso
que no dejaron pasar. Después de informarse de las ventajas e
inconvenientes de ser pareja de hecho, no les
convenció: «Tendríamos que cubrir un montón de papeleo pero luego, a la
hora de la verdad, no se cubrirían los mismos derechos que si nos
hubiéramos casado, no te cubre 100 % como pareja, y ese era nuestro miedo, sobre todo por nuestras hijas».
Tampoco dudaron a la hora de escoger entre
matrimonio civil o católico. Querían evitar a toda costa pasar por lo
que Montse llama el «paripé» de la iglesia. Así, consideran la boda
civil mucho más práctica y cómoda. «Aunque lo celebres en la iglesia
tienes que pasar igualmente por el juzgado, por lo que es una tontería».
Montse afirma que aunque el acto civil también se celebre, es bastante
diferente, ya que no se ponen tantas trabas ni se piden tantos
requisitos como la presentación del acta de bautizo o el certificado de
confirmación de ambos. «La gente empieza a estar cansada de las bodas
católicas y todo lo que conllevan, la mayoría de las bodas que continúan
realizándose en la iglesia son por tradición o costumbre y no por
creencia».
Al igual que ellos, muchas parejas se
convertirán en matrimonio a lo largo de este verano. Toda Galicia
celebrará el triunfo del amor con las agendas apretadas en toda la
comunidad.
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