Más divorcios, pero no con acuerdo
La mejora económica y el alza de peticiones de custodias compartidas contribuyen al aumento de un 12,3 % en un año el número de disoluciones contenciosas en Galicia
El tsunami que azotó la economía española en el 2008 fue
también un muro de contención que evitó que muchos matrimonios que ya no
iban bien acabaran desmoronándose. Pero las bases construidas bajo el
objetivo de no llegar al día 30 en números rojos son frágiles, tanto que
basta un pequeño zarandeo para que, tras años de relación prolongada
por el afán de sostener la cuenta bancaria, todo lo construido durante
años de buena relación, acabe hecho añicos. Esta es la explicación que
la socióloga y profesora de la Facultade de Socioloxía de la
Universidade de A Coruña (UDC), Raquel Martínez Buján, da al incremento de divorcios no consensuados registrados durante el primer trimestre de este año en relación a los tres primeros meses del 2016.
Divorcios en Galicia
El porcentaje (un 12,3 %) es muy superior al incremento de los realizados de mutuo acuerdo (un 3,3 %). Pero detrás de ese aumento de las rupturas contenciosas está también el hecho de que cada vez más padres piden la custodia compartida.
En Galicia, como muestran los últimos datos del Consejo General del
Poder Judicial, es una medida que ha subido por encima de la media y que
se concede en un 7,8 % de las rupturas. Lo hacen avalados por el Supremo y, desde la semana pasada, por el Congreso.
«No cabe duda de que la economía influye.
Cuando no hay estabilidad resulta normal que la pareja trate de aguantar
junta durante más tiempo con el objetivo de ahorrar gastos. Pero mantener la unión por razón de la economía familiar puede acabar provocando un deterioro del trato entre los cónyuges que acabe derivando en un divorcio no consensuado», apunta la profesora Martínez.
Lo que está claro es que detrás del aumento de demandas de
ruptura (divorcios más separaciones) registrado en Galicia en el primer
trimestre (un 5,7 % más que en el mismo período del año anterior,
porcentaje que supera el incremento medio en España que está en el 4,8
%) no hay un único factor. El doctor en Geografía Humana de la
Universidade de Santiago (USC),
Carlos Ferrás, apunta que los números son un indicador de la
recuperación económica y de la bajada del paro registrada en España.
«Antes del 2012 descendía el número y debemos de tener presente que la dependencia económica de género en una sociedad patriarcal, a nivel de parejas y familia, funcionaba como freno», dice.
Rupturas y fin de crisis
Ignacio Bermúdez de Castro
¿Qué ha cambiado? Ferrás lo tiene claro: «La concienciación, independencia económica y empoderamiento de la mujer en ámbitos urbanos y también en los rurales
son factores a tener presentes para explicar los datos. La mujer cada
vez está menos dispuesta a soportar los valores culturales tradicionales
asociados al concepto de familia».
¿Quién cuida del hijo?
Pero el letrado experto en asuntos de Familia, Ignacio
Bermúdez de Castro, aún va más allá en su explicación al añadir que, en
esa falta de consenso, suele estar la custodia de los hijos. Sobre todo
después de que el Tribunal Supremo respaldara la custodia compartida. Y puede que aún aumente ahora después de que la semana pasada el Congreso de los Diputados avalara una propuesta de Ciudadanos
para, en el plazo de tres meses, reformar el Código Civil y que esta
modalidad tenga preferencia a la hora de repartir la custodia de un hijo
al término de la relación de pareja.
No es el único que vincula el aumento de las peticiones de custodia compartida al aumento de las demandas de divorcio contenciosas. La profesora de Derecho Civil de la Universidade de Vigo,
Helena Martínez, apunta que «hay un incremento de las demandas de
custodia compartida por parte de los padres, lo que puede explicar el
dato». Pone como ejemplo los juzgados de Vigo donde cada vez recogen más
demandas de ese tipo.
Otras fuentes consultadas añaden que no hay que olvidar que
muchos padres que antes podrían haber dado un cheque en blanco a sus
parejas para no tener impedimento para poder ver a su hijo, ahora echan
mano de la custodia. Pero muchas mujeres no están dispuestas a darla.
De común acuerdo o no, también es cada vez más habitual que haya rupturas tras varias décadas de unión. Estas suelen producirse cuando los descendientes mayores comienzan a abandonar el hogar familiar
para formar su propia familia o disponer de independencia. Podría
decirse que el fenómeno apodado como «nido vacío» tiene aquí mucho que
ver. «Hay parejas que, tras años de convivencia, optan por romper cuando
sus descendientes comienzan la universidad o cuando la acaban. La
cuestión es que un hijo puede ser la rutina que une a la pareja y cuando
esta no está, no queda ya nada en común», concluye Martínez.
La custodia compartida es la opción preferente, pero hay que analizar cada caso
El camino fue largo, pero al final el pasado 20 de junio el
Congreso dio luz verde a la moción presentada por Ciudadanos para instar
al Gobierno a realizar, en el plazo de tres meses, los cambios
oportunos en el Código Civil para que la custodia compartida sea la
opción preferente en los casos de ruptura. Ahora el texto habla de esa
alternativa como «algo excepcional». Aunque cada vez más jueces conceden
el reparto de responsabilidades de cuidado entre ambos padres,
normalmente es aún la madre quien obtiene la custodia.
Aunque su regulación era uno de los puntos del acuerdo de Gobierno alcanzado entre la formación naranja y el PP,
no fue un camino de rosas llegar al acuerdo del día 20. Sobre todo por
los que advertían sobre qué ocurriría en casos de violencia de género,
algo que según la profesora de la Universidade de Vigo, Helena Martínez,
no tiene que mezclarse con el debate sobre la custodia compartida
porque en la mayor parte de las rupturas no hay un caso de maltrato.
Doctrina del Supremo
La primera vez que el tema llegó al Congreso fue en los
últimos meses del 2016. Justo coincidió con la anulación por parte del
Tribunal Supremo de la ley aprobada por la Comunidad Valenciana al
respecto al entender que invadía competencias del Estado. No hizo lo
mismo con las aprobadas en otras autonomías. Por ejemplo, País Vasco,
donde la norma fue fruto de una iniciativa legislativa popular.
De todas formas, la pauta marcada por el Tribunal Supremo apunta a la custodia compartida como la mejor alternativa para el buen desarrollo del menor.
Hasta el ministro de Justicia, Rafael Catalá, había dicho en el
Congreso durante la jornada del control al Gobierno que esta debería de
convertirse una relación de normalidad en casos de ruptura. En el mes de
mayo su departamento adelantó que era el Ministerio de Sanidad
el que elaboraría el texto para regular la custodia compartida porque
en estos casos lo que hay que tener en cuenta en primer lugar son los
menores. «Quien más sabe de eso es Sanidad», alegaron. Ahora habrá que
aguardar para ver qué pasa en tres meses.
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