miércoles, 17 de abril de 2013

Atlantico

El vigués cuyos hijos desaparecieron en Japón pide la custodia al juez

La madre de los niños se los llevó al país nipón hace un mes y medio y ayer no se presentó al juicio en Vigo
Hace mes y medio que el vigués Jacobo Rodríguez no tiene noticias de sus dos hijos de 5 y 2 años. Su mujer, de la que se había separado, debía llevarlos de vuelta con el padre tras pasar unos días con ella, pero decidió, sin avisar, huir con ellos a Japón . Desde entonces, tanto Jacobo como sus padres viven un auténtico calvario que ha dado origen incluso a una denuncia ante la Policía por secuestro.   La propia madre, de origen japonés, había solicitado un abogado para una vista en el Juzgado de Familia donde reclamar la custodia de los niños. El juicio tuvo lugar ayer, pero ella no se presentó. Sí lo hizo el padre, desesperado, que reclamó por su parte el mismo derecho frente a sus hijos. 'Estoy satisfecho con el resultado de la vista, porque ha quedado patente el interés de la madre al no presentarse', explicó Jacobo.

Ahora, tendrá que esperar a la sentencia, que podría dilatarse unos quince días para saber qué movimientos puede hacer para poder saber de sus hijos. La situación no es sencilla pues Japón es el único Estado del G7 que no ha firmado el Convenio de La Haya, lo que significa que, en caso de divorcio de un matrimonio en el que uno sea ciudadano japonés, la custodia de los hijos decidida por un tribunal extranjero no tiene validez efectiva en su territorio. Además, la ley nipona establece que en una pareja divorciada la custodia la tiene sólo uno de los padres, por lo que el otro no tiene derecho a reclamar al hijo en este país.

Esta situación ha llevado consigo que en Japón haya numerosos menores que se encuentran con su progenitor japonés sin que el otro, extranjero, pueda pedir su custodia ni llevarlo de vuelta a otro país.

Desde que la mujer, Kikue Kaito, abandonara España, su ex marido no sabe absolutamente nada sobre el paradero exacto de sus hijos ni sobre su situación. 'Ni siquiera he podido recoger las cosas de mis hijos en el piso de Vigo donde vivía la madre', explica Jacobo.

La Policía tampoco puede dar muchas respuestas. Pese a la denuncia, al haberse producido la desaparición antes de las medidas judiciales no puede considerarse delito y las pesquisas son limitadas. Hasta el momento, la familia paterna sabe, por la prensa, que los niños estuvieron con la madre en un hotel en Madrid, donde cogieron un vuelo. La pista se pierde en Japón. 'Ha cerrado todos sus perfiles de las redes sociales', asegura el padre de los niños.

Jacobo está dispuesto a pelear lo que haga falta para poder volver a ver a sus hijos. 'Espero que la justicia me dé la custodia, porque además de que la madre no se presentó hoy yo soy el que tengo trabajo, puedo mantener una familia, un hogar y tengo unos padres que pueden cuidar de los niños mientras yo estoy fuera y que los han cuidado siempre'.

Su abogado confía en que Japón firme pronto el Convenio de La Haya y en que el Juzgado de Familia de Vigo falle a su favor. 'Sería un paso muy importante para un desenlace positivo', afirmó.

miércoles, 10 de abril de 2013

Atlantico

Los funcionarios podrán compartir el permiso de lactancia

La Audiencia Nacional reconoce el derecho de los funcionarios a compartir el periodo de lactancia al considerar que no se trata de un derecho exclusivo de la madre sino que corresponde a ambos progenitores. A su juicio, no hay ningún impedimento para que, 'comenzado a ser ejercido por uno de los progenitores no pueda serlo por el otro hasta el cumplimiento del plazo máximo del permiso, que no es cedido, sino que es ostentado en concepto de titular', siempre que se lleve a cabo de forma sucesiva y no simultánea.

El Juzgado Central de lo Contencioso Administrativo estimó un recurso que presentó un Policía al que no se le permitió compartir con su esposa, también funcionaria, el periodo de lactancia de sus hijos mellizos.

La madre, juez en ejercicio, solicitó a la Administración un permiso de lactancia de cinco semanas y renunció a las tres semanas restantes a favor de su marido, funcionario de Policía. Sin embargo, la Administración denegó el permiso al padre dado que interpretó que ese permiso no se puede compartir cuando ambos progenitores trabajen y que, por lo tanto, sólo podía disfrutarlo uno de ellos.