jueves, 14 de junio de 2018

La Voz de Galicia

Primera nulidad matrimonial en Vigo con el proceso breve del papa Francisco

Una pareja solicitó la anulación de mutuo acuerdo tras casarse por un embarazo

 El Tribunal Eclesiástico de la diócesis de Tui-Vigo ha fallado la primera sentencia de nulidad matrimonial con el proceso breve que el papa Francisco dictó su motu proprio del 2015. Para que el matrimonio se pueda acoger a este sistema es necesario que los dos miembros lo soliciten de mutuo acuerdo. Esto no suele resultar fácil, sobre todo en el escrito inicial, donde expresan las razones que les llevan a tomar la decisión.

En el caso de esta primera nulidad no hubo problemas al tratarse de una pareja joven que se casó como consecuencia de un embarazo. «Ni siquiera los padres conocían la relación de los hijos, fue de poco tiempo, se casaron y el matrimonio fracasó. Ambos lo admitieron», indica el presidente del tribunal, Juan Carlos Sendón.

La tramitación de una segunda nulidad, iniciada con el proceso breve, será trasladada finalmente al ámbito ordinario al complicarse a medida que se ha ido desarrollando. Se trata de un matrimonio en el que el hombre reconoce su homosexualidad. «Los hechos son clamorosos, pero ante las exigencias del varón el proceso se ha encontrado con más dificultades y ahora le corresponderá al obispo resolver», detalla Sendón. La principal diferencia entre el primero y el segundo caso es el tiempo que se tarda en resolverlo.
El proceso rápido suele durar en el tribunal de Vigo entre tres y cuatro meses, mientras que el ordinario puede llegar al año y medio. Cabe la posibilidad de que se retrase incluso más debido a las ocupaciones de Juan Carlos Sendón. La falta de sacerdotes ha obligado al obispado a recurrir a él para cubrir las parroquias de Saiáns y Priegue. La actividad que genera esta nueva ocupación con celebraciones no solo de eucaristías, sino también de bautizos, bodas, comuniones y entierros, le obliga a dedicar menos tiempo al tribunal y, sin quererlo, podría retrasar el trabajo, pese a ser prioritario.
En total, en el último año emitió 17 sentencias de nulidad matrimonial y en lo que va del 2018 se han presentado nueve solicitudes. «Cuando se publicó la reforma del papa Francisco se advirtió un incremento muy notable de demandas reclamando la gratuidad, lo que indica que tiene repercusión lo que dice el papa. Ahora ya volvemos a la normalidad. Hace 20 años eran el cuádruple. Una cosa es la consulta y otra que presenten la demanda», aclara. Reconoce que este año se han fallado más negativas de nulidades que las habituales, cinco o seis, y que esto le da pena y le quita el sueño «porque es una situación difícil», aunque queda la posibilidad de apelar en Santiago para comprobar si el fallo es correcto.

Que el motu proprio del papa establezca la gratuidad del procedimiento de nulidad no significa café para todos. El obispado de Tui-Vigo lo aplica solo a las personas que carecen de recursos y que lo pueden demostrar. Para el resto de los solicitantes se mantiene la tasa existente de 1.500 euros. «Algunos tribunales de España declaran gratuito todo y otros ponen tasas para cubrir los gastos. Necesitamos el dinero para pagar luz, teléfono, correos y gratificaciones a las personas que colaboran», advierte el presidente.

«El 90 % de las separaciones son por falta de madurez y por precipitación»

Entre los motivos que han inducido a solicitar la nulidad matrimonial en el último año predominan dos. «El 90 % de los casos son por falta de madurez y por precipitación, se casan sin conocerse, con mucha ilusión y poca cabeza, se sienten muy enamorados y, a veces, ya se ve que van mal. Algunos van precedidos de convivencia de hecho y después fracasan al casarse. Salvo excepciones, normalmente son matrimonios que duran una media de cinco años», comenta el presidente del Tribunal Eclesiástico.
A la hora de tomar la iniciativa lo hacen por igual hombres y mujeres, que habitualmente tienen hijos. «Se ha dado el caso de un matrimonio que, cuando se separaron, ella estaba embarazada», dice.
Otras veces la incapacidad de alguno de los miembros está detrás de la separación, son incapaces de asumir cargas, de atender a la familia, de aportar dinero...
El cambio radical de la etapa de noviazgo a la del matrimonio es otro motivo de ruptura. «Durante el noviazgo la persona se muestra atenta, cariñosa, amable, no se separan, y tras el matrimonio ya no es igual, muestra otra personalidad, pueden aparecer defectos ocultos, como no poder tener hijos, drogas...».
La que no es motivo en sí misma de nulidad es la infidelidad, a no ser que sea una práctica habitual. También depende de las circunstancias y de si se perdona. «Puede ser propio de él o de ella. Algunos son muy carotas, se han presentado fotos en las que aparece abrazando a otra. Se atenta contra el matrimonio, en el que juraron fidelidad», apunta Sendón.