martes, 26 de enero de 2016

L aVoz de Galicia

El obispado de Tui-Vigo acorta casi un año las anulaciones matrimoniales

El nuevo procedimiento ahorra trámites y es gratuito para as familias sin recursos

La Diócesis de Tui-Vigo ha comenzado a tramitar las anulaciones matrimoniales con el nuevo procedimiento rápido propuesto por el papa Francisco con entrada en vigor el 8 de diciembre.
Las tramitaciones ganan de esta forma casi un año, lo que permitirá resolver las causas en unos doce meses y finalizarlas en el obispado vigués, salvo que haya apelación. Hasta ahora las causas no concluían en la ciudad y requerían una segunda sentencia de Santiago. Esta circunstancia dilataba el proceso hasta casi el doble de tiempo y lo encarecía.
Otra de las novedades es la gratuidad del servicio para las familias sin recursos, aunque el obispado de Tui-Vigo ya tenía en cuenta la situación económica de los solicitantes. Las personas sin dificultades económicas pagan 1.500 euros.
Los cambios han provocado un repunte de las solicitudes y en lo que va de mes se han presentado cuatro, casi la mitad que en todo el 2015. «Ha sido una llamada muy fuerte la del papa. Los pobres no se atrevían antes a hacerlo y ahora se han decidido. La gente que puede tiene que pagar porque hay que atender al tribunal. El papa dijo que los ricos paguen para los pobres», explica el presidente del Tribunal Eclesiástico de la Diócesis de Tui-Vigo Juan Carlos Sendón.
El pasado año se registró la mayor caída que se recuerda en la presentación de solicitudes de anulaciones matrimoniales. «Llevó veinte años y desde que estoy aquí siempre fue en descenso, pero nunca llegamos a solo nueve causas como en el 2015. Hemos tocado fondo», apunta Sendón. En torno a la mitad eran familias con escasos recursos.
En los años ochenta se llegaron a registrar más de ochenta anulaciones anuales y en 1999 eran 56. La caída siguió en picado con la entrada del nuevo siglo y en los últimos años oscilaron entre las catorce y once anulaciones. «Cuando la Iglesia llevaba también las separaciones llegó a haber casi cien; después se renunció a ello y pasó al Estado», explica el presidente del tribunal.
También hay gente que se echa atrás como demuestran las cifras del 2015, cuando en torno a una veintena de personas se acercaron al obispado para interesarse por los detalles del proceso.
La situación ha cambiado para la defensora del vínculo, Raquel Fernández. «Me da un poco más de responsabilidad porque ahora, con el nuevo procedimiento, si yo lo propongo tiene que haber segunda instancia, mientras que antes, con el antiguo, iban todas de forma automática, no dependían de mí», destaca.
Tanto la defensora del vínculo como el presidente del tribunal achacan el descenso de las solicitudes de anulaciones a la falta de creencia y de compromiso de las personas en la actualidad. Lo demuestra, dicen, que la gente ya no se casa ni por la iglesia ni por los civil debido a la falta de valores y de fe. Están convencidos de que hay mucho individualismo, algo que se advierte en todos los ámbitos.
A la hora de solicitar la anulación matrimonial acude indistintamente el hombre o la mujer. Lo que sí se advierte más en los últimos tiempos es que es solo un miembro de la pareja el que se interesa por la petición. «Es una pena porque enriquece mucho la perspectiva de los dos. Llegar a la verdad importa», observa Juan Carlos Sendón.
El mayor número de solicitudes se registra entre los 20 y 30 años, mientras que a partir de los 50 es más excepcional.
Sobre los motivos que suelen llevar a la disolución de los matrimonios, la precipitación y la inmadurez está, a su juicio, detrás de muchos de ellos. Explica que muchas parejas toman la decisión muy a la ligera, sin pensárselo dos veces y se casan cuando todavía no se conocen. En la etapa de noviazgo, dice, se muestra la mejor cara y con el tiempo aparece la otra. Al cabo de un año solicitan la anulación.
Otra de las causas puede estar en la inadaptación de uno de los cónyuges al matrimonio. En esos casos son personalidades que quieren hacer la misma vida que cuando vivían solos y rechazan cualquier tipo de compromiso con otra persona.
Las diferencias a la hora de decidir si se tienen o no hijos subyacen en algunas separaciones. El problema surge por no hablar antes de llegar al matrimonio sobre este tipo de circunstancias, fundamentales para que la convivencia vaya bien. Muchas parejas confían en que con el tiempo uno de los miembros cambie de idea, algo que puede no suceder.

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