viernes, 9 de junio de 2017

El Pais

La separación de bienes se impone en Holanda

El patrominio acumulado por la pareja antes de la boda no será obligatoriamente común

 

“En la pobreza y en la riqueza…”, el pasaje de los votos nupciales donde se suele sonreír algo nervioso, ha sido llevado al extremo durante décadas en Holanda. De no señalarse lo contrario ante notario, los esponsales se celebraban en régimen de gananciales. El legislador aspiraba a facilitar los trámites, pero en caso de divorcio, el reparto podía no resultar equitativo. ¿Por qué? Porque el patrimonio acumulado por la pareja antes de su unión —deudas incluidas— era de ambos a partir de la boda. Solo escapaban los regalos personales, o las herencias donde se especificara que el otro cónyuge no podía tocarla. Para evitar abusos o sorpresas, en la mayoría de países desarrollados la comunidad de bienes solo empieza a partir de la boda. La nueva legislación holandesa se ha puesto al día: la separación patrimonial será la norma.
El Congreso aprobó la reforma en 2016 y el Senado acaba de ratificarla. Solo cristianodemócratas, protestantes y calvinistas se opusieron en la Cámara baja. En la alta, sin embargo, los socialdemócratas, socialistas radicales y los miembros del Partido de los Animales votaron en contra del proyecto a pesar de venir avalado por los diputados de sus propios partidos. A los senadores rebeldes les pareció poco ambicioso o innecesario. Por el contrario, los liberales de izquierda consideran que era preciso avanzar porque “Surinam, Sudáfrica y pocos más” tenían un régimen económico matrimonial similar.
En 2015 se celebraron en Holanda 64.000 bodas, de las cuales 1.259 fueron entre personas del mismo sexo. El mismo año hubo 34.000 divorcios, según cifras oficiales. (Como el promedio de edad de los varones era de 37 años, y de 34 las mujeres, estadísticamente se presume que ya habían formado una familia). Los críticos sostienen que será más difícil saber cuáles son los bienes comunes a dividir. Puede haber, por ende, más divorcios traumáticos. Los notarios tampoco están muy seguros, porque antes certificaban las separaciones de bienes y ahora serán automáticas. Les quedarán, eso sí, los contratos prenupciales, cada vez más en boga.

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