miércoles, 19 de marzo de 2014

ABC

Sí, es posible ser buen padre estando separado/divorciado

Padres que hasta entonces habían sido amorosos y responsables de repente descuidan sus obligaciones parentales

Muchas, demasiadas veces, cuando se produce una separación, algunos padres que hasta entonces habían sido amorosos, responsables, y muy cuidadosos con sus hijos, de repente descuidan un poco sus obligaciones parentales. ¿Por qué? «Simplemente, porque tienen que preocuparse de asuntos personales más perentorios: debo irme de mi casa, mi situación económica ha empeorado, me están poniendo denuncias por todas partes... en ese momento de extrema virulencia, uno no está en condiciones de dedicarse a la prole en cuerpo y alma», explica Paulino Castells, especialista en pediatría, neurología y psiquiatría, profesor de psicología y magistesrio en la Universidad Abat Oliba (CEU de Barcelona), y autor del libro «Tenemos que educar» (Ediciones Península, 2011). Claro está, continua, «que los padres deberían separar sus trifulcas personales y seguir ejerciendo su labor educativa por el bien de los hijos, y esto es lo que los profesionales que tratamos problemas de pareja intentamos que se cumpla pero, para ser sinceros... cuesta mucho», reconoce.
La separación, el divorcio... es una decisión de adultos: ni el padre ni la madre deberían olvidar nunca que el hijo áun es hijo y debe seguir siéndolo, recuerda la enciclopedia «La Psicología que nos ayuda a vivir» (La Esfera de los libros, 2007). Es más, tal y como dice el pscólogo francés Gérard Poussin, de la Universidad de Grenoble, «el fracaso de la pareja conyugal no tiene por qué obstaculizar el triunfo de la pareja parental». Por eso hoy, en el día del padre, recordamos los cinco mandamientos del papá separado o divorciado:
1. Que el hijo se sepa amado por ambos padres. «Hay que decirle que si él está en este mundo fue porque lo decidieron dos personas que en aquel momento se amaban», sugiere Castells.
2. No hacerle escoger a uno solo de sus progenitores en detrimento del otro. «El hijo es un resultado de ambos, portador de las dos ramas genealógicas y, por lo tanto, en él están representadas las dos partes por igual», indica este docente.

3. Educar en común. Para Javier Urra, antiguo defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, «si a la hora de educar siempre es difíl mantener la sintonía entre los padres, tanto más si están separados o divorciados. Un padre separado debería esforzarse al máximo para homogeneizar criterios ante esas diferencias que afloran en las pequeñas y fundamentales situaciones tales como horarios de salidas, grupos de amigos, horas que debe pasar el niño ante la televisión, el campamento el niño... Solo así el niño podrá recibir una buena educación».
4. Evitar hablar mal de la madre. «Hablar mal de la madre, culpabilizarla... si esto ocurre, el adolescente con los años puede mostrarse despectivo hacia ella. A veces, la crítica caústica contra la "ex" se vuelve contra uno con el tiempo, como un bumerán. Cuando el padre es muy permisivo, y además habla mal de la madre, si esta es consentidora, puede provocar que con los años el hijo la agreda», apunta Urra. De hecho, añade Castells, cuando el padre hable de la madre, no solo no tiene que recrearse amplificando sus rasgos negativos, sino que debe resaltar sus rasgos positivos, con frases como "me enamoré de tu madre por estas cosas que tú ahora haces" o "me gusta cuando veo que te pareces a ella"».
5. No utilizar al hijo como aliado. El proceso de hostilidades de los padres, con continuas recriminaciones y denigraciones, es un paso rápido del amor al odio. «Si el padre trata de utilizar al hijo como aliado, puede ocasionarle un gran conflicto de lealtades y una profunda disensión, con sentimientos colaterales de culpabilidad o rechazo. Muchas veces se produce un enfrentamiento perverso de la situación por parte del hijo: "Iré este fin de semana con el que me lleve al cine"».

No hay comentarios:

Publicar un comentario