Primera nulidad matrimonial en Vigo con el proceso breve del papa Francisco
Una pareja solicitó la anulación de mutuo acuerdo tras casarse por un embarazo
El Tribunal Eclesiástico de la diócesis de Tui-Vigo ha fallado la primera sentencia de nulidad matrimonial con el proceso breve que el papa Francisco dictó su motu proprio del 2015. Para que el matrimonio se pueda acoger a este sistema es necesario que los dos miembros lo soliciten de mutuo acuerdo. Esto no suele resultar fácil, sobre todo en el escrito inicial, donde expresan las razones que les llevan a tomar la decisión.
En el caso de esta primera
nulidad no hubo problemas al tratarse de una pareja joven que se casó
como consecuencia de un embarazo. «Ni siquiera los padres conocían la
relación de los hijos, fue de poco tiempo, se casaron y el matrimonio
fracasó. Ambos lo admitieron», indica el presidente del tribunal, Juan
Carlos Sendón.
La tramitación de una segunda nulidad, iniciada con el proceso breve,
será trasladada finalmente al ámbito ordinario al complicarse a medida
que se ha ido desarrollando. Se trata de un matrimonio en el que el
hombre reconoce su homosexualidad. «Los hechos son clamorosos, pero ante
las exigencias del varón el proceso se ha encontrado con más
dificultades y ahora le corresponderá al obispo resolver», detalla
Sendón. La principal diferencia entre el primero y el segundo caso es el
tiempo que se tarda en resolverlo.
El proceso rápido suele durar
en el tribunal de Vigo entre tres y cuatro meses, mientras que el
ordinario puede llegar al año y medio. Cabe la posibilidad de que se
retrase incluso más debido a las ocupaciones de Juan Carlos Sendón. La
falta de sacerdotes ha obligado al obispado a recurrir a él para cubrir
las parroquias de Saiáns y Priegue. La actividad que genera esta nueva
ocupación con celebraciones no solo de eucaristías, sino también de
bautizos, bodas, comuniones y entierros, le obliga a dedicar menos
tiempo al tribunal y, sin quererlo, podría retrasar el trabajo, pese a
ser prioritario.
En total, en el último año emitió 17
sentencias de nulidad matrimonial y en lo que va del 2018 se han
presentado nueve solicitudes. «Cuando se publicó la reforma del papa
Francisco se advirtió un incremento muy notable de demandas reclamando
la gratuidad, lo que indica que tiene repercusión lo que dice el papa.
Ahora ya volvemos a la normalidad. Hace 20 años eran el cuádruple. Una
cosa es la consulta y otra que presenten la demanda», aclara. Reconoce
que este año se han fallado más negativas de nulidades que las
habituales, cinco o seis, y que esto le da pena y le quita el sueño
«porque es una situación difícil», aunque queda la posibilidad de apelar
en Santiago para comprobar si el fallo es correcto.
Que el motu proprio del papa establezca la gratuidad del
procedimiento de nulidad no significa café para todos. El obispado de
Tui-Vigo lo aplica solo a las personas que carecen de recursos y que lo
pueden demostrar. Para el resto de los solicitantes se mantiene la tasa
existente de 1.500 euros. «Algunos tribunales de España declaran
gratuito todo y otros ponen tasas para cubrir los gastos. Necesitamos el
dinero para pagar luz, teléfono, correos y gratificaciones a las
personas que colaboran», advierte el presidente.
«El 90 % de las separaciones son por falta de madurez y por precipitación»
Entre
los motivos que han inducido a solicitar la nulidad matrimonial en el
último año predominan dos. «El 90 % de los casos son por falta de
madurez y por precipitación, se casan sin conocerse, con mucha ilusión y
poca cabeza, se sienten muy enamorados y, a veces, ya se ve que van
mal. Algunos van precedidos de convivencia de hecho y después fracasan
al casarse. Salvo excepciones, normalmente son matrimonios que duran una
media de cinco años», comenta el presidente del Tribunal Eclesiástico.
A la hora de tomar la iniciativa lo hacen por igual
hombres y mujeres, que habitualmente tienen hijos. «Se ha dado el caso
de un matrimonio que, cuando se separaron, ella estaba embarazada»,
dice.
Otras veces la incapacidad de alguno de los miembros está
detrás de la separación, son incapaces de asumir cargas, de atender a la
familia, de aportar dinero...
El cambio radical de la etapa de
noviazgo a la del matrimonio es otro motivo de ruptura. «Durante el
noviazgo la persona se muestra atenta, cariñosa, amable, no se separan, y
tras el matrimonio ya no es igual, muestra otra personalidad, pueden
aparecer defectos ocultos, como no poder tener hijos, drogas...».
La que no es motivo en sí misma de nulidad es la
infidelidad, a no ser que sea una práctica habitual. También depende de
las circunstancias y de si se perdona. «Puede ser propio de él o de
ella. Algunos son muy carotas, se han presentado fotos en las que
aparece abrazando a otra. Se atenta contra el matrimonio, en el que
juraron fidelidad», apunta Sendón.